Visita

El continuo reposo aquí nada tiene que ver con lo que la palabra conlleva. Mi estancia aquí es agobiante. Si no fuera por los calmantes que tengo enchufados me clavaría mis huesos, pero cuando no duele rara vez tengo la sedación justa, así que entro en un sueño profundo que abandonó tan pronto suena otra alarma o bien el doctor interrumpe para ponerme el termómetro

Con el tic tac de agujas por el reloj me paseo de nuevo los ojos en zig zag por el papel por el cual mengua el dolor y supone en mi como salvavidas ahora.

Me agarro a las palabras inciertas como nuevo flote, y buceo en mi cama buscando un rincón en el que sentirme.

Me elevo hasta lo más alto y me dejó caer lágrimas de alivio.

Un suspiro, regreso.

Compruebo mis articulaciones con la dedicación y ternura de alguien que sabe lo que está trazando.

Esquemas de entre la dermis y el mundo en los puntos de dolor. La ciencia de la vida en su máximo esplendor: ensayo-error.