Al pensar en tí, me recreo

Estoy buceando en los profundos mares, por debajo de mi piel y mis neuronas. Trato de encontrar la substancia que segregan mis emociones al pensar en ti.

No voy a compararte con seretonina, ni dopamina ni endorfina. Porque quedarme solo con uno sería encasillarse en un conjunto de actitudes. Tú no eres eso.

Más allá de lo que me haces sentir, hay un eje brillante. Es el motor, es tú esencia.

Esta parece que está hecha de materiales luminiscentes. ignis fatuus.

Volátil, deslizante. Su luminosidad se debe a un fenómeno en el que materias (fósforo, metano, principalmente) se elevan de las sustancias animales o vegetales en putrefacción, y forman pequeñas llamas que se ven arder en el aire a poca distancia de la superficie del agua.

En diferentes culturas llegaron a conclusiones terroríficas. Yo que no me guío por opiniones ajenas, me quedo con la estela de luces apreciable en paisajes que tengo por visitar.

Confío en que la noche es lo suficientemente ruidosa y oscura, más si le sumamos tal fenómeno, el agua, es capaz de revelarnos sus más profundos secretos

Una llama finita, momentánea que se desvanece en los ojos del humano aún estando presente.

Parece ser que si te acercas demasiado deprisa, las partículas pierden el rumbo y no se aprecia tal fenómeno.

Inducirse en sus aguas, con la inocencia de un mochuelo y sorprenderse poco a poco es su secreto. Pues ni los pétalos de las flores más bellas se abren deprisa.